miércoles, 16 de julio de 2008

Perdidos por Gredos I



Después de varios amagos, por fin llevamos a cabo nuestra escapadita a la casa rural. Y aunque pueda parecer imposible, volvimos todos de una sola pieza. Pero mejor será ir contando las cosas poco a poco, no vayamos a dejarnos detalles escabrosos por el camino.

Viernes 11 de julio, 1630 hola zulú. Punto de reunión, la casa el Zombi. Bueno realmente la Hija del Mal y familia se retrasaron un poco restando seriedad al asunto, pero como tampoco se trataba de una invasión oficial, hicimos la vista gorda. Tras montarnos en los dos coches disponibles, y con la sensación de que se me olvidaba la mitad de las cosas. Salimos dirección Ávila capital a recoger a los pucelanos extraviados en Madrid. Lugar de encuentro: estación de trenes. hora prevista de llegada 1900 hora zulú (lo siento, pero siempre me hizo mucha gracia esta expresión).

La verdad es que si no hubiera sido porque el coche que capitaneaba el Zombi se perdió en Ávila y al principio no encontrábamos la estación, tal vez hubiera sido más digna la recogida del paquete (osea, de Fernandostein y de Mandingo) y el hecho de que montáramos un pequeño atasco en la entrada de la estación, tampoco ayudó.

Pese a todo conseguimos llegar sin más contratiempos a Villarejo del Valle, un pueblecito perdido al sur de Gredos (creo) muy chulo, y con unas calles muy estrechas.

Reunidos todo el grupo de nuevo en la casa (ahí ya no había hora prevista de llegada, eso ya era un sin dios) Saludos a la dueña de la casa, guardar toda la comida (y eso que íbamos sólo un finde que si llegamos a ir una semana....) y distribución de las habitaciones.

Tras ver el tamaño de las camas (adjunto foto de mi cuarto) el Kas (sabiendo que compartía cama con el Fer y al grito de"maricón el último") se apropió del cuarto con 2 camas individuales con tal rapidez que nadie más reaccionó ni consiguieron sacarle del cuarto.


en una cama como esa dormían dos personas (esa no, que era la mía, y una de las cosas buenas de volver a la soltería es recuperar ciertos privilegios)




Tranquilo paseo por el pueblo, cervecitas en el bar que hay junto a la piscina natural y cena en casa. Menú degustación compuesto de: Migas, revuelto de salchichas y patatas varias. Todo ello regado con una joven coca cola del año.

Tras una breve sobremesa todo el mundo a la piltra que el sábado tocaba madrugar para "la larga marcha"

Poco hay que señalar de ese día, sin colas en el baño, algunos escurriendo el bulto a la hora de fregar y la promesa de que, quien primero se levantase, iría a comprar el pan.

Y pensando que al día siguiente nos esperaba un relajado paseo por el monte (ingenua de mí) me fui a dormir sin oír a lo largo de toda la noche ninguno de los tractores que todos afirmaron escuchar.

Cabe destacar que mi sueño sí fue perturbado pos unos pasitos cortos y rápidos por el pasillo acompañados del grito - ¡Pero donde coño vas ahora, David! al que siguió una vocecita que, a pleno pulmón, respondía - ¡Pues a por agua, que tengo sed!. En esos momentos no la sabía, pero al a mañana siguiente daría gracias a los dioses de dormir en la primera planta y no en la buhardilla pudiendo así ignorar el drama nocturno que originó "el vaso de agua". Pero eso mejor que lo cuente Mandingo que tiene más gracias.

Aquí os dejo unas fotillos de la casa rural, del cuarto más deseado y de la cocina cuando aún estaba ordenada.






No hay comentarios: