Pues sí, hemos vuelto al veterinario para un control de la herida de la cara, tras el show inicial (tuvo que meterlo mi media naranjita en brazos y no olvidaremos que es una mole de 40 kg) se portó bastante bien (creo que le ha cogido miedo al veterinario) así que se dejó limpiar y mirar la herida y pinchar, de vuelta a casa como premio le dejamos escarbar un poco por las jardines municipales.
De regreso a casa decidió volver a esconderse tras al mesa del comedor por si decidíamos llevarle de nuevo.
La herida ya va mejor pero mínimo será otra semana de curas y carreras por debajo de la mesa del comedor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario